Contar al oido

Hoy todo el mundo escribe, todo el mundo parece que tiene cosas que contar, pero sin embargo echo de menos cosas interesantes. Historias sorprendentes que superen la realidad, nuevas, novedosamente contadas.
Son muchísimas las historias que nos llegan por todos los sentidos hasta saturarnos, y no damos abasto a tanto, lo que nos obliga a ser muy selectivos.
Ello me lleva a pensar que si pretendo llamar la atención de alguien sobre las historias que quiero contar me resultará también  harto difícil, porque mi historia, la que podrían  escucharme sufre del mismo mal.
Si pudiera dirigirme a alguien por su nombre para llamarle la atención, pero no como las cartas de publicidad que recibo del Banco, porque eso siempre me parece falso e interesado, sino de una manera casi confidencial. Hacerle llegar que el relato que quiero contar está pensado para él. 
En realidad cuando cuento una historia pienso en ese alguien al que le hablo al oído, al que pretendo excitar sus sentidos, del que espero su reacción y así es como creo que me sale bien. Al menos es como disfruto contando a través de un canal muy fluido. 

1 comentario:

  1. Bueno eso es lo que siempre hay que intentar, pero a veces la historia/relato te absorbe tanto que sólo te da para dejarte llevar contando y se olvida que hay un lector que debe leerlo y sentirse parte de ese relato, no como mero expectador si no como parte de él.
    Pero hay tonos que los trabajas (Voces narrativas)de puta madre y nos haces complice de tus personajes.
    Por eso y por otras cosas siempre serás mi Maestro.
    Besicos

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