La arruga no empieza en el espejo.

Hoy me han dicho que el tiempo lo cambia todo, que nos cambia a cada uno y que hay que saber adaptarnos, y así se justifica la resignación, el exterminio de los sueños y la muerte de la risa. O sea, aceptar la derrota de ser viejos, y me he acordado de “Los que miran”, (Editorial Forcola, 2016) la novela de Remedios Zafra que he leído este verano pasado. Lo tengo subrayado, no por lo nuevo, sino por lo conciso: “Envejecer no es, como la gente piensa, algo que comienza en el espejo. No se origina con las arrugas… La vejez empieza dentro, entristeciendo el deseo, conformando la idea de que la resignación no es un fracaso. La idea de claudicar viene al paso, pesadamente, cada día, queriendo convencer al deseo de que ya está bien, que deje de aspirar a una vida emancipada”.


Mientras escribo esto, escucho The Dream de David Sanborn con su saxofón alto y no es que vuelva a los cuarenta y dos años, pero me gustaría. A Couper también  y me pide que toque ese tema. Mientras lo hago parece que sonríe, y eso que es parco es alumbrar sonrisas. Prefiere mover el rabo, pero no lo hace para que no pierda el "tempo". Es un virtuoso.
Preludio. Octubre 2016.

Camino de vuelta o volver a empezar

"Camino de vuelta" no es, en el sentido proustiano, solo una búsqueda del tiempo perdido como una inmersión en la memoria para encontrar explicaciones del “por qué” de lo sucedido, o la razón del presente —aunque también—, sino, principalmente, el compromiso de la redención de la culpa y de la transgresión a través de la enmienda del pasado, de la eliminación de lo que nunca debió de haber sucedido y del rescate a toda costa. La consecuencia es la necesidad de una historia nueva, de otra imagen. Este es el inicio de la novela. La primera frase y las primeras páginas de la nueva novela de Bárbara Fernández no dejan margen a la duda y sitúan al lector de manera inmediata en la intención de la trama —la razón de querer aparecer distinta—, aunque tenga que esperar hasta sumergirse en el núcleo.
La inmersión en lo sucedido es el discurso lineal de una de las protagonistas. La ruptura es el propósito de la otra. En Patricia, personaje principal de la obra, confluye la idea de responsabilidad como conciencia de un orden perturbado y el sentimiento de culpa como autora y cómplice del trastorno que la conducen a intentar un camino nuevo y necesario. Patricia se siente culpable del camino equivocado que ha tomado  Ariadna, la otra protagonista. Esta es la que subraya en todo momento el error y sus consecuencias desde un sentimiento de una autoestima en quiebra. La primera opone una visión optimista de la vida, conforme con una concepción antropológica luminosa y alegre, muy característica de la obra de Bárbara Fernández, por la que se es capaz de conseguir casi todo a base de obstinación y trabajo y donde el amor también forma parte del orden. No se puede purgar el pasado, sí cabe torcer las consecuencias para que todo vuelva a su cauce normal.
Más que un “Camino de vuelta” es un volver a empezar. No puede ser de otra manera si uno conoce las obras de Bárbara Fernández Esteban. Sus personajes femeninos suelen estar muy  perfilados desde el punto de vista psicológico. Casi todos están dotados de una autoestima contundente en la que no tiene influencia la ansiedad, la inseguridad o el miedo, pero sí la ironía. Los que no, es porque son puro contraste. Nuestra autora escribe con trazo claro, negro sobre blanco con preferencia al matiz de los grises; luz y oscuridad por encima de auroras y ocasos indefinidos. El tratamiento que hace de los personajes masculinos es menos solemne, más impresionista. No le importa tanto ahondar en su estudio psicológico, sino más bien en los propósitos, desde el comportamiento, interesada más por la ética, sin caer, por supuesto en planteamientos maniqueos.
La novela toca el tema de las sectas perniciosas, como serpientes que prometen el paraíso para acabar en el peor de los infiernos. Cantos de sirena con la finalidad de cambiar de barco y de rumbo como única solución para superar el mareo y la desazón de aquellos que lo sufren, terminando en la sentina, amarrados de pies y manos, sin libertad y sin una vida digna. Salvadores falsos que se aprovechan de la debilidad, de la enfermedad, de la baja autoestima en su propio beneficio o como sustento de su propia inseguridad. Sus personajes plantean en esta novela una denuncia de este tipo de conductas a los que la justicia, ante la impotencia de las víctimas y el filibusterismo de falsos profetas, debe de poner límites.
Camino de vuelta” es una novela que se lee con facilidad y atrapa al lector por el lado de la emoción y le obliga a tomar partido. Su lenguaje es claro y sin afectación, centrado en lo esencial, tan característico de esta escritora.
Publicada su primera edición por La Fábrica de libros en marzo de 2016, tiene una portada sobria y un texto con una letra muy legible, que, sin duda, agradecerán muchos de sus lectores mientras la leen atrapados en ella hasta la última página. Una novela excelente para un buen fin de semana.

©Preludio. Mayo/2016.

Una historia con un Nevasport coupé 1932

El concurso de Relato Corto ‘Una historia con Renault’, organizado por El Norte de Castilla y Renault, ha entregado los premios a los concursantes de esta quinta edición de un certamen que se ha consolidado y cada año cuenta con más participantes.
José Carrasco, residente en Valencia, ha sido el ganador del primer premio con la obra ‘Color cereza oscuro’.
La organización ha recibido más de 140 relatos de diferentes provincias españolas –las más participativas, Valladolid y Palencia, con el 40% de los envíos– y el 2% de textos han sido remitidos desde países de América del Norte y del Sur.
El jurado del concurso literario ha estado integrado por Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla; Angélica Tanarro, redactora jefe de la sección de Culturas; Javier Aguiar, jefe de la sección de Culturas; Rocío Bustamante, coordinadora del concurso, y Javier Sánchez-Oliva, director de Comunicación Externa y Relaciones Públicas de Renault.
Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla, destacó la «calidad» y la «cantidad» de los trabajos presentados.


I Certamen literari de relat Curt 2016. Ajuntament de Montserrat.

Així comença el meu relat guardonat amb el primer premi en el I Certamen literari de Relat Curt en valencià, 2016, organitzat per l'Ajuntament de Montserrat. 



Escrito en Otoño.

El pasado 18 de diciembre, la sala grande de la Casa de la Juventud de l’Eliana, acogió la décimo cuarta edición del certamen literario más prestigioso de la Vila de l’Eliana, el concurso 'Escrits a la Tardor'. El relato

ganador de este 2015 en la modalidad de lengua valenciana recayó en Josep Carrasco.

Un problema de confianza

Esta mañana he sido testigo de la siguiente conversación que transcribo. Me hubiera gustado grabarla pero no tengo móvil de esos inteligentes. El mío es tonto de toda la vida. Estaban comprando prensa en un Kiosco delante de mí. El señor al que se refieren al final del diálogo era yo, por eso me he atrevido a transcribirla grosso modo. Eran dos hombres bastante más jóvenes que yo. Bueno, quiero decir, no tan mayores.
—¿Tú confías en alguien?
—¿A quién te refieres cuando dices alguien?
—No sé…, a los médicos, a los políticos, a los banqueros, a tu jefe, a la justicia, a Dios.
—¡Ah!, pensaba que me preguntabas en serio.
—No. En serio.
—En serio tengo todos los motivos para desconfiar. Los médicos se han equivocado con más frecuencia de lo que podría considerarse normal en los diagnósticos y me han operado mal o innecesariamente.
—¿Y los políticos?
—Los políticos… ¿con poder o sin poder?
—¡Hombre! Un político sin poder es solo un aspirante.
—¿Quieres decir si confío en un aspirante?
—Exacto.
—No.
—¿Así? ¿Con esa rotundidad?
—Afirmativo. O es tan un ingenuo como yo o es un trepa. Poco de fiar. Lo de siempre, prometer hasta… y después, date por jodido.
—Visto así, ya no te pregunto por el político con poder.
—Mejor. Que devuelva la pasta y luego… ¡que se vaya a la mierda!  
—Al menos a los banqueros les confías tus dineros.
—Esos me han engañado, se han quedado con la pasta, con mi casa y con el coche y aún dicen que les debo comisiones. ¡Ni que me trajeran el dinero a casa!  Y no me preguntes por mi ex jefe, que cada vez que lo recuerdo vuelvo a andar estreñido. Cerró y me echó a la calle. Me tuve que divorciar. Él, no. Simplemente se dejó a su mujer y se fue con la amante a Liechtenstein.
—Chico, lo tuyo es de novela.
—¡Qué va! ¿Quieres que le preguntemos a este señor? Seguro que el argumento es parecido.
—Oiga, perdone la impertinencia. ¿Usted cree en la justicia?
—¿Yo? Yo no he hecho nada.
—Hombre, no sea usted pusilánime. Solo es una pregunta.
—Quiere usted decir… todo ese rollo de la Infanta y de…eso de Palma.
—Sí, eso, y lo de Bárcenas, y el Correas, y los Eres, y los Pujols...
—Mire, yo soy agnóstico.  Lo que decía no sé qué poeta. “Este mundo triste al que esta vestido viste y al desnudo lo desnuda”. Yo he venido a por el periódico para hacer el crucigrama, el resto no me interesa.
—Pero usted vive en una sociedad, se relaciona.
—No mucho. He plantado unas alcachofas en unas macetas, tengo tres gallinas ponedoras en la terraza, mi nuera me trae de cuando en cuando un puñado de arroz y unas acelgas, y no me hable usted de zarandajas.
— ¿Lo ves?
—Que Dios nos ampare.
—¿Dios? ¡No me jodas! Oí hace tiempo que había muerto. Le pasa como a Rajoy, que ni está ni se le espera. 
Hasta aquí el relato. Me voy a hacer el crucigrama, que me parece que he hablado demasiado.